martes, 5 de abril de 2016

Un mundo feliz...



Hoy era un día genial, el sol iluminaba todo nuestro pequeño mundo, y digo pequeño porque lo era, apenas se tarda más de diez minutos en rodearlo, y tan solo hay cuatro casas en nuestro mundo ¡El mundo de los juguetes es genial! Mi nombre es Hugo, soy un oso de peluche, no soy rosa, pero si me dicen a menudo que soy un oso amoroso, será por mi forma de andar.

El día de hoy empezó bien, comí un gran tazón de cereales con miel y salí a buscar a mis amigos, a pesar de que nuestro mundo es pequeño vivimos lo más alejados los unos de los otros, porque así cuando nos reunimos para vernos, entre los cuatro, hemos recorrido medio mundo, aunque siempre alguno llega tarde.
El primero al que me encontré esperándome en el punto de encuentro fue Coby el pequeño lobo de peluche con la lengua fuera, él siempre llegaba primero, nunca hablaba, pero era muy cariñoso, se metía muy bien en su personaje de lobo, pero allí todos sabemos que no era un lobo de verdad sino un peluche. Me saludó efusivamente entre ladridos y ronroneos, creo que no está muy seguro de la diferencia entre los gatos y los lobos, pero es feliz así.
Acto seguido llegaron juntos y cogidos de la mano Bro y Alter. Ambos son peluches de características no muy conocidas, a Bro le habían creado buscando parecido a un personaje de ficción, y Alter es una muñeca poco lograda con una cabeza un tanto extraña, creada por una niña, pero aquí no importa cuán definido eres, solo importa ser feliz.
Nos saludamos efusivamente entre todos compartiendo gimiditos y abrazos como seres pastelosos que somos.
-¿Qué vamos a hacer hoy? -Preguntó Bro con una sonrisa en la cara.
-¡Vayamos a dar una vuelta al mundo!¡Si! -contestaron el resto en un cúmulo de felicidad pese a que todos los días hacemos eso.
Comenzamos nuestro camino compartiendo palabras y preguntas de como hemos pasado la noche, tanto los días como las noches a penas duran media hora, por lo que tampoco había mucho que decir así que comenzamos a silbar .
Cuando ya habíamos dado la primera vuelta al mundo encontré algo distinto, algo alucinante.
-¡Mirad chicos!¡Mirad esto! -exclamé con gran admiración para atraer la atención de los demás a una fina línea tensa que atravesaba el mundo hasta el horizonte.
-¡Oh! ¿A dónde llevará? ¡Seguro que hay golosinas! O mejor ¡un tesoro! -exclamaron emocionados el resto, nunca había aventuras en este mundo y esta es la primera.
Los nuevos aventureros fuimos emocionados avanzando con ilusión siguiendo la línea tensa que recorría nuestro pequeño mundo, sin darnos cuenta de que alguien se quedaba un poco atrás.
Ya casí iba a comenzar a oscurecer cuando llegamos a la casa de Coby, y encontramos allí el final de la línea.
-¿Ya está? ¿Aquí acaba? -preguntó Bro que fue el primero en llegar.
-...Hmf... no.. aquí empieza... -dijo Coby que por primera vez estaba hablando.
Todos nos giramos para mirarle, conforme lo hacía me dí cuenta de que nunca había tenido que girarme, él siempre iba primero, y aún una milésima antes de llegar a verle supe que la línea fina que seguíamos era un hilo, con terror observamos como Coby deshilachado mantenía la compostura para mantenerse en pie, había perdido una pata y el costado estaba completamente abierto, junto con parte del cuello. Con terror nos apelotonamos alrededor de él.
-¿Por qué no has dicho nada? ¿Por qué has seguido andando? -pregunté con rabia y tristeza sabiendo que era demasiado tarde.
-...Se os veía tan felices... era nuestra primera aventura... hmf... puede que la única... no podía romperos la ilusión... -y conforme hablaba las grietas aumentaban y sus palabras fueron bajando de tono hasta saber que ya no estaba con nosotros.
Todos quedamos atónitos sin palabras y la oscuridad sucumbió ante nosotros. Al despertar solo quedaban trozos de algodón esparcidos por el mundo.