martes, 5 de abril de 2016

Un mundo feliz...



Hoy era un día genial, el sol iluminaba todo nuestro pequeño mundo, y digo pequeño porque lo era, apenas se tarda más de diez minutos en rodearlo, y tan solo hay cuatro casas en nuestro mundo ¡El mundo de los juguetes es genial! Mi nombre es Hugo, soy un oso de peluche, no soy rosa, pero si me dicen a menudo que soy un oso amoroso, será por mi forma de andar.

El día de hoy empezó bien, comí un gran tazón de cereales con miel y salí a buscar a mis amigos, a pesar de que nuestro mundo es pequeño vivimos lo más alejados los unos de los otros, porque así cuando nos reunimos para vernos, entre los cuatro, hemos recorrido medio mundo, aunque siempre alguno llega tarde.
El primero al que me encontré esperándome en el punto de encuentro fue Coby el pequeño lobo de peluche con la lengua fuera, él siempre llegaba primero, nunca hablaba, pero era muy cariñoso, se metía muy bien en su personaje de lobo, pero allí todos sabemos que no era un lobo de verdad sino un peluche. Me saludó efusivamente entre ladridos y ronroneos, creo que no está muy seguro de la diferencia entre los gatos y los lobos, pero es feliz así.
Acto seguido llegaron juntos y cogidos de la mano Bro y Alter. Ambos son peluches de características no muy conocidas, a Bro le habían creado buscando parecido a un personaje de ficción, y Alter es una muñeca poco lograda con una cabeza un tanto extraña, creada por una niña, pero aquí no importa cuán definido eres, solo importa ser feliz.
Nos saludamos efusivamente entre todos compartiendo gimiditos y abrazos como seres pastelosos que somos.
-¿Qué vamos a hacer hoy? -Preguntó Bro con una sonrisa en la cara.
-¡Vayamos a dar una vuelta al mundo!¡Si! -contestaron el resto en un cúmulo de felicidad pese a que todos los días hacemos eso.
Comenzamos nuestro camino compartiendo palabras y preguntas de como hemos pasado la noche, tanto los días como las noches a penas duran media hora, por lo que tampoco había mucho que decir así que comenzamos a silbar .
Cuando ya habíamos dado la primera vuelta al mundo encontré algo distinto, algo alucinante.
-¡Mirad chicos!¡Mirad esto! -exclamé con gran admiración para atraer la atención de los demás a una fina línea tensa que atravesaba el mundo hasta el horizonte.
-¡Oh! ¿A dónde llevará? ¡Seguro que hay golosinas! O mejor ¡un tesoro! -exclamaron emocionados el resto, nunca había aventuras en este mundo y esta es la primera.
Los nuevos aventureros fuimos emocionados avanzando con ilusión siguiendo la línea tensa que recorría nuestro pequeño mundo, sin darnos cuenta de que alguien se quedaba un poco atrás.
Ya casí iba a comenzar a oscurecer cuando llegamos a la casa de Coby, y encontramos allí el final de la línea.
-¿Ya está? ¿Aquí acaba? -preguntó Bro que fue el primero en llegar.
-...Hmf... no.. aquí empieza... -dijo Coby que por primera vez estaba hablando.
Todos nos giramos para mirarle, conforme lo hacía me dí cuenta de que nunca había tenido que girarme, él siempre iba primero, y aún una milésima antes de llegar a verle supe que la línea fina que seguíamos era un hilo, con terror observamos como Coby deshilachado mantenía la compostura para mantenerse en pie, había perdido una pata y el costado estaba completamente abierto, junto con parte del cuello. Con terror nos apelotonamos alrededor de él.
-¿Por qué no has dicho nada? ¿Por qué has seguido andando? -pregunté con rabia y tristeza sabiendo que era demasiado tarde.
-...Se os veía tan felices... era nuestra primera aventura... hmf... puede que la única... no podía romperos la ilusión... -y conforme hablaba las grietas aumentaban y sus palabras fueron bajando de tono hasta saber que ya no estaba con nosotros.
Todos quedamos atónitos sin palabras y la oscuridad sucumbió ante nosotros. Al despertar solo quedaban trozos de algodón esparcidos por el mundo.

lunes, 3 de noviembre de 2014

La chica pelirosa que no sabía que hacer con su vida.


Y buscando su libertad decidió cortarse el pelo, teñirse de rosa y colocarse ante los micros del primer bar que aceptó pagarle con vodka.

No tardó mucho esa libertad en aventurarse a convertirse en otra cárcel más, nadie sabe cuanto bebió, en casa de cuantos hombres durmió, cada noche se parecía más y más a la anterior con el regusto amargo del alcohol. Una alternativa a la realidad, una realidad que ya no era real, nadie la buscaba, nadie contaba los días en los que los sueños y la inocencia se perdía, una vida llena de mentiras, una infancia que no existía. Bailó en círculos hasta que cayó sobre el colchón ¿desconocido o el mismo de la noche anterior? Asfixia, dolor, placer, sueño, sol en la cara, agua manchada, comida basura y de nuevo alcohol.

martes, 26 de febrero de 2013

Amores fugaces de un pasajero de autobús


Subí al autobús que me llevaría nuevamente al mismo destino de todas las mañanas, era muy temprano, quizás era el primero de la jornada… Hoy había madrugado, tenía planes para antes de empezar las clases. Pasé la tarjeta velozmente por el detector creyendo que así no cobraría, cada mañana el mismo intento, y el hecho de que siempre se acababan los viajes me hacía pensar que no funcionaba, pero eso no hacía que desistiese en mi pequeña ilusión.
Pasé con mi cuerpo lánguido hasta el final del vagón intentando no caer cuando el vehículo comenzó su marcha, me senté en un asiento de los últimos, bastante particular ya que estaba en ángulo con el espejo que le servía al conductor para ver si quedaba alguien en las salidas que junto con los reflejos de los cristales dejaba ver una perfecta visión del resto de asientos donde más adelante se ocuparían de pasajeros, aquellos que eran mi entretenimiento.
Y así como lo esperaba, el autobús volvió a parar para dejar subir a una mujer de unos cuarenta años de edad, su rostro dejaba ver profundas ojeras, parpados caídos y unos labios que mostraban una expresión triste.
Quien sabe porque estaba triste esa mujer, se sentó junto a la salida, sin separar su mirada del vacío, era de extrañar ver a alguien más a esas horas a parte de mí, y más con ese aspecto tan tétrico, propio de alguien que no ha dormido en toda la noche y haber estado llorando, acompañada de ropa húmeda y descolgada.
La mujer de ojos tristes: Era inevitable que un día pasara lo que paso, vivir enamorada es difícil, pero vivir sin amor lo es aún más, aquella tarde le encontró, aquel con el que había pasado quince años largos de su vida ahora estaba ahí delante suya, haciéndolo con otra en su misma cama. Caer en la rutina es lo segundo peor que te puede pasar en una relación, y salir así de ella era lo primero, y ella había pasado ahora por ambas, así sin que él se hubiera percatado siquiera que había pasado por allí salió de casa, maldiciendo el día que había decidido tomarse el día libre para estar con él, maldiciéndole a él, maldiciendo la vida a la cual tentó en varias ocasiones mientras vagaba cual zombi por las calles, durante horas, hasta amanecer, buscando excusas en su mente, derramando lágrimas a falta de gotas de lluvia a las que llamaban la noche en su estampado cielo. Noche, que se convirtió en amanecer, atrapando así a la mujer a no tener más remedio que volver a causa del hambre, del sueño y del malestar que le haría enfermar lo más seguro. Así que cogió el autobús…
-Y por eso estará aquí, seguro que es por eso. –Pensé tras ver dibujada la historia en mi mente, siempre tuve la tentación de preguntarle a esas personas si mis imaginaciones eran ciertas, pero la indiferencia podía conmigo.
Al cabo de un rato volvió a parar el autobús, una de las pocas cosas que apreciaba de madrugar era que las paradas eran casi inusuales. Esta vez se montó un chico de aspecto desgreñado y con cascos de música puestos, acompañado de su mochila, seguramente compartíamos el mismo lugar de destino, pero él decidió sentarse en los primeros asientos, aquellos en los que ninguna persona puede molestarte con su presencia a tu lado.
Amantes de los asientos individuales: La vida cada vez tenía menos valor para él, los momentos felices iban convirtiéndose poco a poco en vagos recuerdos y anhelos de los buenos tiempos los cuales no llegaban, las peleas en el instituto, con los típicos niños que suelen ir en manadas, a insultar y criticar a cualquiera que no se les parece a ellos, habían logrado aislarle voluntariamente de la vida social de los recreos, alejándose lentamente de la vida real, escondido bajo un árbol, escuchando música que ayudaba a evadirse hasta que se acababa, y tenía que volver a clase para comenzar la gran lucha de pasar desapercibido hasta que llegase el profesor. Aunque de vez en cuando, mientras pasaba desapercibido, dirigía disimuladamente una súbita mirada a una chica de la clase contigua, la cual le respondía mirándole fijamente. Aunque para ella era al revés y cuando veía que él le miraba, esquivaba vergonzosamente la mirada dirigiéndose a cualquiera que estuviese cerca con tal de evitar que él se diese cuenta.
Lo que es el amor ¿verdad? Lo peor es que ni él le diría nunca nada a ella, ni ella a él, la vergüenza, el temor al rechazo, el “¿qué dirán?” son tantos factores que nos impiden llegar a entablar un mínimo de conversación con los desconocidos, aquellos los cuales pueden ser esa gran fuente de alegría que tanto necesitan algunos.
De nuevo, otra parada, poco a poco iba acercándome más a mi parada, para llegar a la vida rutinaria de las mañanas, clases y mas clases, con personas de las cual ya había imaginado sus vidas cientos de veces, y por lo escuchado no iba muy desencaminado. Precisamente es de una de mis compañeras la que subió al autobús esta vez. De aspecto jovial, pelo corto y siempre una sonrisa en cara, en ocasiones fingida, aunque ahora no sonreía, mas parecía decaída. A pesar de que me vio hizo el amago de que miraba su mp3 y fue a buscar uno de los asientos que estaban delante de mí, justo al otro lado de la mujer triste.
La chica de sonrisas dibujadas: Lo más característico de esa chica, era que cada mañana entraba con una sonrisa, deslumbrando con alegría al resto de clase que andaban dormidos, era de esas personas que contagian sentimientos al igual que la risa, alegría, tristezas, por eso cuando la vi entrar sin su sonrisa me quitó mi euforia mañanera y me hizo dudar, por supuesto se veía a leguas de lo que se trataba. De las cosas inevitables que pudieran pasar solo le preocupaba aquella que creía que era evitable, tenía miedo a enamorarse, y por ello en su vida feliz, había salido una tristeza. Ella tenía esa capacidad que pocas personas tienen de sentirse orgullosa de sí misma sin entrar en el egocentrismo, de mantener una estabilidad mental, sacaba buenas notas y había amores fugaces de vez en cuando que pasaban por su vida para irse tan rápidos como habían llegado, pero por una vez la duda entro en su mente, o más bien la imagen repetitiva de una persona, y ¿Qué pasa cuando te sacan de una rutina para algo nuevo? Sientes miedo, y claro acostumbrada a no sufrir más de lo inevitable rehuyó del amor, haciendo nacer así al remordimiento, causante de que se difuminara la sonrisa que dibujaba normalmente, pero antes las dudas, predominaba su alegría, pues como ya dicho, quien no está acostumbrado al dolor, difícilmente se ata a él, igual al amor, pero eso en cierto modo, le daría pie a mantener esa sonrisa.
Suerte que tenía, seguro que al día siguiente ya habría recuperado la alegría, si para todos fuera tan fácil olvidar y ser feliz, el mundo sería un caos (más) pero seríamos felices, desdicha la nuestra que no han inventado ninguna manera de crear endorfinas sin perjuicios a la salud.
Y finalmente cuando creí que no pararíamos más antes de llegar, se paró, a unos dos minutos de mi parada para dejar paso a una multitud de gente que esperaba para subir, y de repente, del silencio en el que se había sumido el autobús antes de que llegaran se paso al bullicio de gente, murmurando algunos por guardar la compostura y otros gritando, acompañado de continuo piteo de la máquina de tarjetas. Poco a poco iban entrando intentando ocupar los asientos más alejados entre persona y persona, evitando sentarse acompañados, pasando de un lado a otro del autobús, rozándose indirectamente, pero sin mirarse en ningún momento a la cara. Es extraño cuando puedes ir junto a una persona durante incluso horas, y no saber verdaderamente quien va a tu lado. Mal hecho, ya que puede estar a tu lado el amor de tu vida, pero demostrado está, que con lo fácil que es hablar, lo difícil que es dirigir una simple mirada a otro pasajero.
Tuve que salir de mi asiento para que luego me dejaran salir a tiempo por la puerta, demasiadas historias juntas en un mismo autobús, demasiado poco tiempo para contarlas. Y por fin, mi parada donde salí con otros cuantos pasajeros, para convertirme en uno más, un viajero de mirada pérdida con no más preocupación de ir esquivando al resto de personas que caminan por la calle.

lunes, 21 de enero de 2013




Hacía tiempo que todo había cambiado, hacía tiempo que mi hogar había sido destruido, mis familiares masacrados o capturados.

Todo empezó el día que los entes oscuros aparecieron en mi aldea, con sus trajes negros, tan negros como el de sus monturas las cuales parecían fundirse con las extremidades de sus dueños, no estuvieron mucho tiempo, no les hizo falta, venían una veintena a gran velocidad, provocó el revuelo de los habitantes que de por si se preparaban para la lucha, otros ya lo auguraban como el juicio final y tan solo se abrazaban a sus seres queridos, estos últimos fueron los más inteligentes pues nadie sobrevivía.

Cuando escuchamos la noticia de que se acercaban mi madre me agarró y me escondió en el pajar, ella fue corriendo a buscar a mi padre que había ido a por leña, yo oteaba disimuladamente y pude ver como volvía con una especie de lanza, pero para entonces ya habían entrado los entes y estaban a unos metros, el miedo se apiado de todos.

Vi como uno de los entes aparecía por detrás, pasando terroríficamente cerca mía, tanto que tuve que reprimir un grito ahogado mordiéndome la mano hasta casi dañarme, luego quise gritar al ver como se acercaba sigilosamente detrás de mis padres y de un salto, esa bestia inmunda sobre la que iba montada el ente, se metió, sin pensárselo dos veces, la cabeza de mi madre en su boca segándole la vida al cerrar fuertemente sus fauces y escupiéndola con frialdad, luego miró a mi padre, el cual devolvió la mirada con terror ante la situación, viendo como no había podido detener que asesinaran a su mujer ante sus ojos y esperando estar con ella cuando le hicieran lo mismo.

No podía esperar a que ocurriera algo así de nuevo, salí dando gritos, me agarre a la cola de la bestia y tiré, como si pudiera hacer algo.. entonces él me miró, a través de esa ropa negra, me miré, fuera lo que fuese eso y.. se que sonrió aún sin poder verlo, pero antes de poder hacer nada una lanza le atravesó cayendo muerto junto a mi.. entonces vi a mi padre, detrás, jadeando, con esa mirada de "sálvate" justo antes de que otro de esos seres pasara junto a él y le decapitara como quien arranca una hoja de un árbol al pasar...

Me derrumbé y lloré, pero entonces me asusté al notar la respiración de la montura a mi lado, no me atacaba, parecía no tener intención. Sabía que ya habían masacrado a todos porque ya empezaba a rodearme el olor a paja quemada.. pensé que si me quedaba escondido o intentaba escapar acabaría del mismo modo que mis padres, así que sin pensármelo arranqué la lanza que tenia clavada ese ser y empecé a desnudarlo lo más rápido que pude, cuando llegó el momento de quitarle la capucha que cubría su cara sentí pánico, no sabía que encontraría...

Un humano, era una persona, al igual que yo, es más este en cuestión no superaría los 25 años.. o eso aparentaba su desfigurada cara, no lo entendí, ni ahora mismo lo entiendo.

Me vestí con sus ropajes y torpemente monté sobre la montura temiendo su rechazo, pero no mostró ninguna señal de desprecio hacía mi, me sentía sucio por montar en un ser que había acabado con la vida de mi madre, pero era eso o morir.

De repente comenzó la marcha, sin haber echo o dicho nada y salió a la visión de todos los demás seres parando allí, sentí miedo y me agazapé, luego recordé que desde fuera yo llevaba el mismo aspecto que todos ellos y me sentí algo más seguro.

Miré a mi alrededor, al resto, oteaban en busca de algún resto de vida mientras otros quemaban las casas, vi a uno quemando la que había sido mi casa todo el tiempo, vi mi madre tirada en el suelo inerte y mi padre sin cabeza la cual no llegaba a ver.

Cuando ya todas estaban ardiendo uno de ellos avanzó hacía la entrada de la aldea, yo seguía parado en el lugar donde se había puesto la montura y entonces me miró, fijamente, largo rato, yo no era capaz de mover un pelo.. entonces hizo un gesto con el brazo, la cual entendí que me acercara, pero se ve que lo había dicho en general pues todos reanudaron la marcha, yo con ellos por suerte o por desgracia pues la bestia sobre la que montaba les siguió.


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Conforme avanzaba el paso sentía más miedo, aún no estaba a salvo ni sabía como estarlo, no sabía controlar a la montura, si saltaba los de detrás me matarían, solo podía seguir, pero no sabía ni a donde estábamos yendo , si íbamos a su base o a masacrar otra ciudad, tenía miedo, mucho miedo.

Pasaron horas, no se cuantas, parecieron días, cayó la noche y nada cesaba el paso de estos seres, el cansancio hacía mella en mi, después de todo lo ocurrido ni la tensión de saber donde estaba podía mantenerme en pie, iba cerrando los ojos, cabeceando lo que podía e intentando no caerme.

No se cuanto dormí, pero cuando desperté era de día y continuaba montado en ese ser, y seguíamos moviéndonos, esta vez el paisaje había cambiado, era como un gran bosque, árboles frutales, se oía el fluir del agua, era un bello lugar, demasiado para que esos seres lo mancillaran con su presencia pensé.

Al rato y en las "fronteras" del bosque había una especie de construcción enorme, la cual parecía nuestro destino, era blanca y de aspecto de granero, pero era mas ovalado su tejado y blanco, absolutamente blanco.

Entramos en una especie de establos y todos desmontaron de sus monturas las cuales se autoencerraban en cabinas, comenzaron a andar y yo les seguí, era un lugar muy extraño, con escaleras muy bien definidas como si de un castillo de mármol se tratara, subieron varios pisos y empezaron a entrar en habitaciones, entrando y cerrando la puerta tras de si, hasta quedarme solo en mitad del pasillo, en ese momento tuve la tentación de huir por donde había venido, pero antes de que pudiera darme tiempo a mover un pie en otra dirección comenzó a sonar una sirena, pensé que alguien se había dado cuenta de que yo no era uno de ellos y había dado la voz de alarma, de repente comenzaron a salir mas hombres vestidos de negro del resto de la habitaciones que no habían ocupado aquellos que me trajeron hasta allí, no sabía que hacer, estaba paralizado todos venían en mi dirección, quería correr, gritar, huir al bosque que vi fuera, pero no podía mover ni articular nada, entonces el primero que me alcanzó me apartó suavemente del camino y salió por la puerta que tenía a mis espaldas, mi corazón palpitaba a demasiada velocidad mientras pasaban uno a uno delante mía.

Cuando creí que ya no pasarían más, que ya me había librado y volvería a quedarme solo en el pasillo pasó aquello que temía, el último, se quedo mirándome fijamente, sabía que iba a gritar en señal de alerta al resto y me matarían, seguro que había notado que la capucha tenia un agujero de lanza manchado de sangre que dejaba ver parte de una mejilla intacta.

-¿Te ocurre algo? ¿No vienes a trabajar? -me preguntó sin más.

-Si -contesté con temor aún sabiendo que eso podría significar que volviera a salir nuevamente rodeado de un grupo de asesinos despiadados sin motivo aparente.

Nuevamente empecé a seguirlos, por el camino vi como cerraban la puerta que citaba EXIT la cual no tenia pomo ni forma de abrirse desde dentro, justo antes de que la cerraran pude ver el bosque, pasando el establo y maldije no haber podido escapar, al menos sabía que no íbamos a viajar.

Al parecer no eran personas muy comunicativas por lo que pude evitar el contacto con nadie más todo este tiempo, el trabajo consistía día a día en llevar cajas de un lado a otro, llegaban todos en fila, aparecía un hombre vestido de blanco y una máscara transparente y señalaba una habitación, la soltabas allí y volvías a la fila, luego al sonar la sirena volvías a tu habitación (me costó muchos viajes y esperas de sirenas para deducir cual era la mía) y allí te esperaba una cama, ropa limpia, un bol de sopa, a veces fría a veces caliente, pan del día y fruta. Había días muy cansados.

Y así día tras día aguanté hasta el día de hoy, aun pienso que esto no es mas que una especie de internamiento para los supervivientes de las masacres, o que en realidad todos saben quien soy y que solo me dejan vivir porque sustituyo al ser que mato mi padre, aún no me atrevo a llamarlos humanos pese a su aspecto.

Día tras día miro la puerta de salida, esperando que esté abierta, he deducido que solo la abren mientras dormimos para sacar los productos que esconden esas extrañas cajas, por eso ahora mismo estoy escondido en una pequeña azotea de este lugar, a la visión de todo el mundo si, pero no importa pues estos seres solo miran hacía delante, esperando a que se abra.

Tras varías horas de espera mas seres de negro han salido en una fila, entrando en las habitaciones donde soltamos las cajas y colocándose alternativamente en una fila delante de la puerta. Es mi oportunidad, bajo corriendo de la azotea, intento no hacer ruido, bajo al piso donde están todos, voy a las habitaciones sigilosamente para coger una de las cajas, no queda ni una, voy a por una caja vacía que siempre hay en una habitación contigua, salgo con decisión de la habitación con ella, ahora solo tengo que ponerme en la fila y salir tras ellos, pero ¡NO! todos entran de nuevo, ya han salido y han vuelto a entrar, pero la puerta sigue abierta, sigo andando, voy de frente hacía la puerta. todos me miran, uno de ellos me agarra del hombro.

-¿Qué es eso? Ya están todas. -dice.

Pero no lo aguanto, no aguanto más, no puedo seguir rodeado de asesinos, viviendo mal, comiendo poco, y salgo corriendo,

el ser no me suelta del hombro y me quedo enganchado, me saco la capucha y la ropa que me encadenaba a él, tiro la caja por los aires, y corro, corro dirección a la puerta, veo el fondo de lejos, aun siendo de noche. Escucho como gritan, escucho como todos empiezan a correr hacía mi formando una especie de semiesfera alrededor de la puerta, pero yo estoy mas cerca..

Sigo corriendo, estoy casi al lado. Nadie puede detenerme.


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¿Sabeis? Tengo miedo, mucho miedo, temo que el acero me la puerta se cierre, que las bestias me ataquen, de que haya alguien más fuera que me corte el paso, de que no llegue a escapar, de que fuera no haya escapatoria, de que los frutos sean venenosos y no pueda sobrevivir...

domingo, 15 de abril de 2012

Cerral.

Una risotada de un afeminado cantante que salía en la tele me despertó, me había quedado dormido en el sofá, me incorporé vagamente, me limpié las babas y bostecé sonoramente. A penas llevaba unos calzoncillos sucios puestos sobre mi gordo y velludo cuerpo. Aproveché para comer algo de lo que quedaba encima de la mesa y apagué la tele.
Eran las cinco de la mañana, demasiado temprano como para quedarme despierto, fui al cuarto de baño sumido en la oscuridad de la noche, me senté a ciegas en la taza y cagué con la extrañeza de no escuchar el típico ‘clunk’ al caer la sustancia, sino un extraño ‘pruf’. Encendí la luz y a primera vista vi lo que parecía un váter cubierto de sangre, pero realmente no era sangre, era más espeso y tenía burbujas, se movía como si estuviera hirviendo.
Por un momento pensé que eso había salido de mí, pero estaba seguro de que había sido una mierda más compuesta lo que había salido de mi culo. Tiré de la cadena, pero en lugar de agua salió más de esa extraña sustancia, me asomé a la cisterna y vi que hay también había más, cogí un poco con la mano y me la acerqué a la cara para olerla, dado que me sonaba el olor probé un poco con la lengua y escupí acto seguido, no tenía ni idea de lo que era.
Cerré el váter y me acosté.
Al cabo de unas horas desperté, me dolía el estómago, estaba mareado, fui al váter el cual había olvidado que estaba contaminado de esa extraña cosa y empecé a vomitar, al principio pensé que iba a vomitar esa extraña sustancia, pero solo vomité sangre, hice fuerzas para expulsarlo todo, tantas que los ojos parecían que se me iban a salir de las cuencas y de repente con terror pude ver como expulsaba lo que parecían ser mis vísceras… quise gritar pero no tenia aire, no podía respirar, me caí dejando reposar la cabeza sobre la cisterna y cerré los ojos para siempre.

lunes, 26 de diciembre de 2011

sábado, 24 de diciembre de 2011

Y ya no me sale fingir...

Quise aguantar el dolor, hacerme el fuerte, pero de que sirve eso cuando estas entre llamas, aunque no grites del dolor tu piel acaba por reventar en pequeñas ampollas y sabes que lo que viene a continuación es no sentir nada mientras ves como se incinera ante tus ojos, olor a carne quemada, olor a desgracias humanas.
Me pregunté mil veces si puedo hacer algo mas que estarme quieto mientras me quemo, quiero huir, huir de las llamas, huir de la vida, huir de todo, pero no es fácil.
Nada es fácil.
Es curioso, he averiguado la forma rápida de olvidar, es sufrir por otra cosa aún más, como aquel que golpea la pared cuando esta muy cabreado, aunque tampoco se si quería olvidar tan pronto, todo parecía ir tan bien... El silencio demuestra lo contrario.
Nada sale como esperamos.
Por primera vez en mi vida, no he celebrado la navidad, me parece absurdo, pero sentía la añoranza de esas fechas bonitas, esperaba que estas lo fueran y estuvieron vacias, no hubo personas a las que sonreir y necesitaba a alguien de verdad.
Me doy cuenta de que estos son los momentos que impulsan a crecer y ver la vida de un modo mas independiente, pero joder, me gusta necesitar gente, a mis amigos, a mis amores fugaces, sin ellos nada mas sería una persona.. Quiero ser muchas en uno, si no comparto el peso me hundiré irremediablemente.
Esta entrada no me gusta, aunque no la leí de comienzo a fin, pero habla de mi y de mi impotencia frente a la situación, no quiero deprimir a nadie así que pondre una carita feliz :D eso se me da bien, una vez un buen amigo me dijo que no me abro a las personas.. será verdad, pero vamos a ver que cambia, pretendía fingir que todo iba bien, pero la mueca de dolor se camuflaba mas bien poco.