lunes, 26 de diciembre de 2011

sábado, 24 de diciembre de 2011

Y ya no me sale fingir...

Quise aguantar el dolor, hacerme el fuerte, pero de que sirve eso cuando estas entre llamas, aunque no grites del dolor tu piel acaba por reventar en pequeñas ampollas y sabes que lo que viene a continuación es no sentir nada mientras ves como se incinera ante tus ojos, olor a carne quemada, olor a desgracias humanas.
Me pregunté mil veces si puedo hacer algo mas que estarme quieto mientras me quemo, quiero huir, huir de las llamas, huir de la vida, huir de todo, pero no es fácil.
Nada es fácil.
Es curioso, he averiguado la forma rápida de olvidar, es sufrir por otra cosa aún más, como aquel que golpea la pared cuando esta muy cabreado, aunque tampoco se si quería olvidar tan pronto, todo parecía ir tan bien... El silencio demuestra lo contrario.
Nada sale como esperamos.
Por primera vez en mi vida, no he celebrado la navidad, me parece absurdo, pero sentía la añoranza de esas fechas bonitas, esperaba que estas lo fueran y estuvieron vacias, no hubo personas a las que sonreir y necesitaba a alguien de verdad.
Me doy cuenta de que estos son los momentos que impulsan a crecer y ver la vida de un modo mas independiente, pero joder, me gusta necesitar gente, a mis amigos, a mis amores fugaces, sin ellos nada mas sería una persona.. Quiero ser muchas en uno, si no comparto el peso me hundiré irremediablemente.
Esta entrada no me gusta, aunque no la leí de comienzo a fin, pero habla de mi y de mi impotencia frente a la situación, no quiero deprimir a nadie así que pondre una carita feliz :D eso se me da bien, una vez un buen amigo me dijo que no me abro a las personas.. será verdad, pero vamos a ver que cambia, pretendía fingir que todo iba bien, pero la mueca de dolor se camuflaba mas bien poco.

Ya llegó la navidad.

Una mañana más despierta mi despertador y me despierta, unas melodías conocidas, pegadizas y típicas anuncian la llegada de la navidad, cientos de villancicos versionados por los cantantes de moda actuales llenan las emisoras para promocionarse, Manolo escobar, la Oreja de Van Gogh, Justin bieber… Y la manera de mi mente de despertar es criticarlas, para empezar la mañana, ya podrían inventar nuevas canciones, personalmente ya estoy harto de asomarme a la ventana y NO ver al niño en la cuna, sino un paisaje frío de invierno, o noche de paz “Hoy nació vuestro rey, con tu gracia y poder” ahora resulta que Jesucristo a parte de profeta era monarca, de puta madre.
En fin, no me agrada la navidad, espero que no se note mucho, aunque eso queda muy Grinch rectificaré: “No me gusta mi navidad(aunque amo otras cosas típicas de estas fechas como los árboles de navidad, las luces de colores, las personas abrigadas con bufandas y guantes, el vaho del aliento que se condensa en el aire con el frío, los cristales con esa peculiar capa opaca que parece que se ha convertido en hielo, colgar “lágrimas” de la ventana al acostarme, ver a la gente feliz gritando “feliz navidad” por las calles… cuando están borrachos.) pero no por eso hay que fingir que todo es amor y felicidad, cuando llegan estas fechas la “familia” (palabra la cual carece de sentido) se comporta como simples hipocritas en las que todos se quieren a pesar de que no se hayan preocupado por ti en todo el año. Por suerte pude reducir ese compromiso a las personas con las que convivo el día a día, no obstante habrá que seguir fingiendo por compasión.
Así que así empezará mi historia (ah ¿qué era una historia? pues si, no quiero mas entradas personales que no lleven personajes metafóricos en si misma) con una mañana de invierno, cercana a navidad y ya iré improvisando.

Jamás entendería como hay gente que puede detestar el invierno, es la época mas bonita, puedes ser todo lo abundante con complementos de ropa que no tendrás que temer por pasar calor, puedes dormir abrigado y calentito sientiendo ese cosquilleo por todo el cuerpo al meterte en la cama (dios, que feliz soy en esos momentos tontos) pero sobretodo, atrae a la imaginación y al amor. El frío cala hasta muy adentro, donde solo llega un tipo de calor que no se consige con mantas o estufas, y el calor humano empieza a ser necesidad incoscientemente, todos lo buscan aunque crean que no.
Hacía unos meses cuando comenzé a estudiar me planté en una universidad alejada de la mano de dios llena de gente realmente rara, me fuí a vivir a un pueblecito cercano a la ciudad simplemente porque no encontraba pisos de alquiler, y tenia que levantarme cada mañana a horas impensables tan solo para llegar a tiempo aguantando una hora y media de autobús, pero merecía la pena, cuando no dormía durante el trayecto las vistas que me deleitaban la vista de manera enamoradiza.
El autobús se estrella y muere -o- fin

(ya cambiaré eso cuando se me pase e_e)

Yahoo respuestas, siempre dando la respuesta que buscamos.

El estar triste sin motivo aparente es común entre los seres humanos que presentan carencias de afectividad cuando niños. Es decir, no recibieron un trato amoroso, afectivo de parte de las personas que las criaron. Entonces crecen con esa carencia de cariño, de afecto por parte de las personas que quieren que las quieran, como son principalmente nuestros padres. Cuando ya somos adultos, entonces vamos por la vida buscando amor, pero al mismo tiempo con las ganas de no conseguirlo. Y al no conseguirlo entonces viene la tristeza a nuestra alma sin razón aparente.Lo que quiero decirte es que conscientemente queremos amor, pero en nuestro inconsciente está grabado el modelo de tristeza que nos dieron cuando pequeños y por eso siempre andamos tristes. Pero eso puede cambiar, cambia cuando nos damos cuenta de que en verdad, el amor está dentro de nosotros y no tenemos que buscarlo en ningún lado, y, perdonar a las personas que por razones de naturaleza no nos supieron transmitir su amor porque ellos también tuvieron como padres a personas que tampoco sabían transmitir el amor. Bueno ésto es una cadena realmente. Sin embargo está en nosotros poder cortar esa maldición, y dar amor, dar amor, todo ese caudal de cariño, de afecto, de caricias que llevamos dentro de nuestra alma para dar a raudales. Por eso mi amor, nunca más sientas tristeza. Porque solo el hecho de estar vivos ya es motivo de mucuuucha alegría.

Tétrico.

El aire me helaba y hacía que temblara, o quizás simplemente temblaba de miedo, estaba agarrada con una sola mano a una rama de un árbol, asomada a un precipicio, quería soltarme, dejarme caer, estrellarme contra el suelo y desaparecer de este mundo, pero lo único que cayó por allí fueron mis lágrimas, había subído al monte mas alto que ví nada mas llegar. Acaba de mudarme a casa de mi tio que se había quedado con mi potestad solo para intentar quedarse con parte de la herencia que me dejaron mis padres, murieron hacía un mes de entonces, estuve un tiempo en un centro de acogida, al parecer aunque falten meses para cumplir la mayoria de edad te obligan a salir de tu casa y encerrarte en un lugar rodeada de niños pequeños que lloran y lloran, ese no era mi lugar, un día hablé con una asistente social y fuimos a encuentro de mi tio, en las afueras de un pequeño pueblo de Galicia, que aunque no contestó ni una sola vez al teléfono, no dudo en abrir la puerta cuando vió a un par de extranjeras con pinta de tener dinero, no lo veía desde que tenía siete años, había cambiado bastante. Era delgado, muy moreno y lleno de arrugas, a penas tenía pelo en la cabeza, pero parecía que no se afeitaba desde hacía semanas, su voz era dura y ronca, al principio se mostró reácio a que yo viviera alli hasta que la agente social menciono que se encargaria de controlar mis bienes, entonces guardó silencio y aceptó. La casa estaba poco cuidada, los muebles estaban llenos de polvo y parecían que tenián décadas. Había insectos por todas partes y el colchón estaba algo destrozado. Era horrible todo, pero era mejor que vivir en el centro de acogida, total, solo tendría que aguantar hasta finales de primavera para largarme de allí.
Al parecer mi tio se alimentaba con una dieta poco recomendable para mi a base de ron, pan duro y las verduras que robaba de un huerto vecino (cosa que no menciono a la asistente social), por lo que se mostró algo perdido a la hora de darme algo de cenar, al día siguiente me tocó ir a comprar algo para comer decentemente ya que él no parecía tener intención de ir. Me dí cuenta de que había algo que no encajaba, estabamos a unos ocho kilometros del pueblo y no había ni un solo coche alrededor de la casa, ni una moto, ni siquiera una triste bicicleta, no me molesté ni en preguntar, no era dificil de adivinar que no tenía.
Nunca me llevé bien con mi tio y menos ahora, era un ladrón y siempre trato mal a mi madre, solo venía cuando necesitaba dinero o algo que llevarse a la boca, cuando se enteró que mis padres murieron no se molestó ni en aparecer por el funeral y aun así…

Mal tiempo.

Jack se despertó de repente al oir un atronador sonido en la calle junto con el retumbo enloquecido de los cristales… saltó de la cama sobresaltado y descorrio las cortinas rapidamente, pero solo se encontró con el bullicio del agua cayendo sobre las calles. Siguió allí de pie viendo como se iluminaban las calles a cada instante con los relampagos antes de mirar el reloj, demasiado tarde cómo para volver a dormir, pero demasiado pronto para salir. Se desperezó y comenzó la rutina de todas las mañanas empezando por ir al baño, su reflejo en el espejo dejaba ver las ojeras en sus grandes ojos marrones, tenía el pelo negro y despeinado que le caía por los hombros, aun teniendo veintidos años su rostro aparentaba mucho más, quizás debido a las noches sin dormir gracias a los examenes.
Salio a la cocina donde se encontraba su compañera de piso, Leslie, con una taza de café caliente entre sus manos. De su misma edad, llevaba el pelo corto de color rubio oscuro, sus ojos eran verdes aunque tambien su rostro mostraba los significativos detalles de la vida de estudiante.
-Menuda tormenta ¿Lograste dormir algo? -le dijo ella girandose al verle entrar.
-Si, me acaba de despertar ahora, pensé que se caía la casa, ¿Y tu has dormido hoy? -dijo sirviendose él tambien una taza.
-No, he vuelto a tener pesadillas y la tormenta tampoco ayudó mucho… No sé si voy a poder aguantar mucho más así, tantos días sin dormir y solo estudiando no debe ser bueno.
-Tranquila -dijo acercandose a ella para rodearle con el brazo que le quedaba libre -solo nos quedan cuatro meses y habremos acabado los estudios, hemos llegado hasta aquí juntos, no iras a rendirte ahora ¿No?
Ella sonrió y le abrazó calidamente.
Vivían en la casa de Jack, en un barrio tranquilo, fue heredada de su abuelo y permaneció vacía desde su fallecimiento, hasta que decidió mudarse allí junto con su amiga Leslie cuando decidieron comenzar la carrera juntos.
-¿Qué vamos a hacer? El coche está en el taller y con esta tormenta ir a la universidad andando es una locura.
-Pero no podemos perder clase, hoy vendran a darnos la conferencia y no nos la podemos perder, cuenta para nota, tengo que ir, yo no llevo las notas como tu y no puedo permitirme faltar ni un día. -dijo en tono preocupado.
-Lo más seguro esque la cancelen, pero no te dejaré ir sola, lo mejor será que llame un taxi…-dijo volviendo a la habitación para coger el movil -si hay alguno trabajando… -añadió en voz baja.
Ella se acercó a la ventana para ver la tormenta, no había ni un alma en la calle, quizás por la tormenta o quizás por la hora, aun no había amanecido y a esa hora solo se levantaban los estudiantes de la universidad.
Un nuevo relampago irrumpió en la oscuridad de la mañana, pero esta vez no fue continuado solo de los grandes truenos que hacían vibrar los cristales de toda la casa, sino tambien por el sonido de la madera al resquebrajarse y un gran estallido en lo que parecía ser el interior de la casa.
-¡JODER! Eso ha sido en el sótano -exclamó Jack bajando apresuradamente las escaleras, Leslie fue detrás suya y ambos vieron lo que había pasado, el árbol que había detrás de la casa gobernando la zona del patio a la que Jack hubiera querido convertir en una piscina si tuviese dinero se había caído sobre la casa abriendo un agujero entre el sótano y el primer piso dejando caer a su paso una cascada de agua y barro.
-¿Por qué diablos los árboles siempre caen hacía donde hay casas? -dijo Jack retirando lo más rapido que podía los estantes que estaban justo debajo del recien abierto agujero. -Aún no he podido leer ni uno de los libros que dejó mi abuelo, no pienso dejar que me los pasen por agua. ¿Puedes ayudarme a subirlos?
-Jack, yo… -respondió Leslie.
-Oh claro, es cierto, la universidad, no importa creo que puedo solo, pero no podré acompañarte y en la compañía de taxis me dijeron que no había ninguno disponible.
-No importa, iré andando aunque tenga usar tres chuvasqueros juntos -dijo dedicandole una sonrisa a Jack, este se giró y le puso una mano mojada en el hombro.
-Ten mucho cuidado ¿Vale? Y vuelve pronto para ver si puedes ayudarme con esto. -dijo volviendo a su tarea.
-Claro, ahora nos vemos, Adios -dijo subiendo las escaleras.
Jack intento sacar todos los libros y cajas del sótano mientras este se hinundaba a gran velocidad, subiendo cajas enteras y amontonandolas en el pequeño pasillo que había en la casa y parte de salón, llenandolo todo de barro.
Tardó casi cuatro horas en lograr sacar todo del sótano dejando nada más que muebles vacíos, suciedad, lodo y agua que llegaba hasta las rodillas.
Poco despues de mudarse Jack estuvo ojeando las cosas que habían en el sótano que tambien habían quedado como herencia junto a la casa, los libros la mayoría eran novelas antiguas escritas por su abuelo, junto con numerosos diarios que relataban su vida día a día desde distintos puntos de vista psicologicos. Jack admiraba a su abuelo por su gran sabiduría y desde pequeño solía ir a verlo para que le leyera los libros que escribía exclusivamente para él, sobre fantasías de mundos inventados y que aun guardaba en una de las pequeñas estanterías de la habitación de su memoria.
Decidió salir afuera cuando paró de llover para cortar la parte del árbol que aun asomaba por el sótano, pero antes quiso dedicarle unas fotos para el perito del seguro, cogió la cámara sacó unas cuantas desde la escalera del sótano y luego salió a la calle.
El jardín parecía haberse consumido con la lluvia, había una gran rotura de tierra atravesando de lado a lado el jardín hundiendolo hacía el agujero de la casa, y en medio de todo gobernandolo como lo hacía antes el gran árbol, pero esta vez lo hacía en su lecho de muerte. Estaba volcado en el suelo, con la copa deshojada clavada en la casa y las raices que antes estaban clavadas con firmeza en el suelo entre su jardín y la valla del vecino ahora asomaban deslumbrantemente en el aire dejando totalmente destrozada la frontera entre las dos casas , tampoco le importó mucho este detalle ya que siempre había odiado el aspecto de tener una valla metalica en su jardín, pero no podía quitarla ya que no era suya y tampoco podía cubrirla porque no tenía aun dinero para ese tipo de gastos. Supuso que la caída se debía a las lluvias y el movimiento de tierra así que simplemente sacó otras cuantas fotos desde distintos ángulos y volvió al interior para soltar la cámara en un lugar seco y recoger el hacha que antes solía estar en el sótano, pero que ahora yacía sobre la pared del pasillo rodeada de decenas de cajas mojadas.
Resultaba que la tarea no era tan facíl como pensaba, la madera parecía ser hierro y aun estando mojada por más que Jack ponía toda su empeño no era capaz nada más de arañarla.
Se sentó sobre el tronco un momento para descansar, el sol ya había salido hace ya rato dejando atrás el aspecto nublado que tenía la mañana, entonces se acordó de su amiga y se preguntó si habría llegado bien. Normalmente cuando hacía ese tiempo catastrófico decidían quedarse en casa estudiando o cogían el coche si no se había inundado aún la calle que salía de la casa.
Días atrás mientras estaban en clase un hombre perdió el control de su coche y fue a estrellarse contra el de Jack perdiendo la vida, por lo que llevaban varios días llendo andando hasta la universidad los dos.
Jack intento volver a su tarea de talar, pero con un simple hacha no iba a poder mas que cortar las pequeñas ramificaciones que entraban. Miró la hora y penso que sería mejor gastar su tiempo en preparar alguna comida caliente para la vuelta de Leslie que seguro que vendría mojada e intentar limpiar algo de lo que había ensuciado, dejando así la tarea de retirar el árbol a los bomberos para cuando vinieran a drenar el sótano. Pero su camino fue interrumpido por Marion, el vecino de al lado, al cual no tenía mucho apreció, pero era algo mutuo, al parecer había tenido problemas de hace mucho con su abuelo mientras vivía y este siempre contaba lo que le hacía a los padres de Jack, bueno sus hijos, al parecer era uno de estos vecinos sensibles a los mas ligeros ruidos, y su abuelo que siempre tenía la radio, dado que esa era la fuente de su inspiración, recibía continuamente llamadas y visitas molestas que en algunas ocasiones eran violentas, incluso en una ocasión lanzó un periodico ardiendo al monton de hojas secas que se amontonaban cada otoño bajo el gran árbol.
-Tu árbol ha roto mi valla, y eso lo vas a tener que pagar tu, y no me costo barata precisamente -dijo poniendose delante mia en tono desafiante impidiendome avanzar hasta la entrada de la casa.
-No se cuanto tiempo llevará ahí ese árbol, pero no pienso pagarte por esa vieja verja de metal oxidada, ya pondré yo una en condiciones cuando tenga algo de presupuesto.
-De eso nada, esa verja me la pagas, has sido tú el que la has roto.
-¿Insinuas a caso que soy un gran dios de la naturaleza que ha hecho que llueva y se caiga el árbol? -dije en tono sarcastico abriendome hueco entre él y la pared -Deja de decir tonterias, no pienso pagarte nada y no hay nada más que decir.
-Ya te las verás conmigo -dijo terminando la conversación.

Interrogatorio de un muerto.

Desde el fondo del pasillo empezaron a salir media docena de personas vestidas de uniforme. ~Ya.. asi la protegen~ entre ellos dos personas distintas, una chica de unos 16 años y una mujer adulta, la chica iba esposada, ambas entraron en la habitacion mientras que los guardias esperaron fuera.
-Dejame a solas -dijo la chica a la que seria su abogada que salio dirigiendole una mirada de preocupación.
Entró, se sentó en la silla y miró al cuerpo inerte que yacía sentado al otro lado de la mesa siendo apuntado con una lampara directamente a su cara ~Rostro blanco, mandibula colgando y ojos con mirada perdida hacía el techo.. Una bonita imagen~
-Deberia creer entonces que es verdad, ¿no?.. Todos creen que yo lo hice, creen que yo te hice eso, pero.. yo no hice nada.. no hice mas que hacer lo que pude, no podían obligarme a salvarte la vida…-Pauso unos segundos, manteniendo su mirada en el rostro del cadaver -Yo jamás quería que pasara eso, y si es verdad que yo tuve culpa creo que ya te demostré que estaba arrepentida -Retiro la silla para levantar los brazos mostrando una cicatriz en sus venas -Yo luchaba por lo mismo que tu, pero nunca lo entendiste, y ahora mira como estas, ¿y encima yo tengo la culpa?
Espero unos segundos, espeerando una respuesta, y sobrecogida vió como se movió el cuerpo agachando la cabeza como a punto de abrir la boca y comenzar a hablar, pero simplemente se desplomó encima de la mesa y se dejo caer hacía un lado quedando boca arriba con el pecho medio descubierto..
La chica lo miro detenidamente y en sus ojos saltó una mirada de curiosidad, se agachó junto al cadaver y retiro torpemente el resto de camisa que le cubría, dejando ver claramente una cicatriz en forma de cruz que le llegaba desde la boca del cuello hasta el estomago, pero la cicatriz estaba cerrada, quizás de hacía meses…
Extrañada con la mirada enloquecida se levantó tapandose la boca con las manos, y se pegó a la puerta llamando a los guardias con un grito ahogado.. Salió de allí y nunca más se volvieron a encontrar.

Y entonces, el cadaver se levantó, se abrochó la camisa, se sentó en la silla, colocó de nuevo la lampara en su sitio, apuntando a su cara, y volvió a su mundo de muerte durante otras decadas.