Una mañana más despierta mi despertador y me despierta, unas melodías conocidas, pegadizas y típicas anuncian la llegada de la navidad, cientos de villancicos versionados por los cantantes de moda actuales llenan las emisoras para promocionarse, Manolo escobar, la Oreja de Van Gogh, Justin bieber… Y la manera de mi mente de despertar es criticarlas, para empezar la mañana, ya podrían inventar nuevas canciones, personalmente ya estoy harto de asomarme a la ventana y NO ver al niño en la cuna, sino un paisaje frío de invierno, o noche de paz “Hoy nació vuestro rey, con tu gracia y poder” ahora resulta que Jesucristo a parte de profeta era monarca, de puta madre.
En fin, no me agrada la navidad, espero que no se note mucho, aunque eso queda muy Grinch rectificaré: “No me gusta mi navidad“ (aunque amo otras cosas típicas de estas fechas como los árboles de navidad, las luces de colores, las personas abrigadas con bufandas y guantes, el vaho del aliento que se condensa en el aire con el frío, los cristales con esa peculiar capa opaca que parece que se ha convertido en hielo, colgar “lágrimas” de la ventana al acostarme, ver a la gente feliz gritando “feliz navidad” por las calles… cuando están borrachos.) pero no por eso hay que fingir que todo es amor y felicidad, cuando llegan estas fechas la “familia” (palabra la cual carece de sentido) se comporta como simples hipocritas en las que todos se quieren a pesar de que no se hayan preocupado por ti en todo el año. Por suerte pude reducir ese compromiso a las personas con las que convivo el día a día, no obstante habrá que seguir fingiendo por compasión.
Así que así empezará mi historia (ah ¿qué era una historia? pues si, no quiero mas entradas personales que no lleven personajes metafóricos en si misma) con una mañana de invierno, cercana a navidad y ya iré improvisando.
Jamás entendería como hay gente que puede detestar el invierno, es la época mas bonita, puedes ser todo lo abundante con complementos de ropa que no tendrás que temer por pasar calor, puedes dormir abrigado y calentito sientiendo ese cosquilleo por todo el cuerpo al meterte en la cama (dios, que feliz soy en esos momentos tontos) pero sobretodo, atrae a la imaginación y al amor. El frío cala hasta muy adentro, donde solo llega un tipo de calor que no se consige con mantas o estufas, y el calor humano empieza a ser necesidad incoscientemente, todos lo buscan aunque crean que no.
Hacía unos meses cuando comenzé a estudiar me planté en una universidad alejada de la mano de dios llena de gente realmente rara, me fuí a vivir a un pueblecito cercano a la ciudad simplemente porque no encontraba pisos de alquiler, y tenia que levantarme cada mañana a horas impensables tan solo para llegar a tiempo aguantando una hora y media de autobús, pero merecía la pena, cuando no dormía durante el trayecto las vistas que me deleitaban la vista de manera enamoradiza.
El autobús se estrella y muere -o- fin
(ya cambiaré eso cuando se me pase e_e)
No hay comentarios:
Publicar un comentario